Entre 1819 y 1823 (la Anarquía del Año '20), se desintegró el Directorio y se estabilizaron los gobiernos provinciales.
El período de las autonomías provinciales se extendió desde 1820 a 1852: las Provincias Unidas del Río de la Plata, mutaron a Confederación Argentina entre 1835 y 1852.
El primer Gobernador intendente de Buenos Aires fue Miguel de Azcuénaga, Vocal de la 1ra. Junta. Hay una historia muy importante.
En 1826, las Provincias Unidas del Río de la Plata lograron el reconocimiento de Gran Bretaña y cambiaron su nombre por República Argentina, lo que se oficializó en la Constitución publicada en aquel año.
España recién aceptaría la independencia de la Argentina el 21/09/1863. De alguna manera tuvo fundamentos en la guerra civil (unitarios vs. federales) que atormentó el territorio rioplatense, y que provocó la fragmentación de su territorio. Por ejemplo, la pérdida de Bolivia y la emancipación del Uruguay.
Además, los conflictos con los pueblos originarios, que hacían sentir su presencia a través de incursiones llamadas malones.
Juan Manuel de Rosas (nacido Juan Manuel Ortiz de Rozas) era propietario de cuna (30/03/1793) de la estancia Los Cerrillos, donde aprendió las tareas rurales. Pero comenzó a pesar en la política bonaerense en 1818, administrando y poblando las estancias de Juan José y Nicolás Anchorena. Mas tarde compró con Juan Nepomuceno Terrero, las estancias San Martín y Del Rey, entre otras. Y organizó un ejército personal formado por sus peones: Los Colorados del Montes.
Durante la gobernación de Martín Rodríguez ocupó el cargo de comandante de campaña.
El 06/12/1829 la legislatura eligió a Rosas gobernador y le otorgaron facultades extraordinarias. Durante aquel gobierno de Rosas, el país no estaba organizado como una nación, sino que las provincias se habían enfrentado firmando por un lado la Liga Unitaria (Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis, Tucumán, Salta y Mendoza) y por el otro lado el Pacto Federal (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes).
En 1832 Rosas impidió que la Comisión Representativa convocara a un congreso general para organizar la república. La idea de Rosas era que el país no estaba en condiciones de entrar en una organización general; debía mantenerse la unión de las provincias sólo con el Pacto Federal: "Debemos existir y después organizarnos".
Tiempo de caudillos (1820-1835)
A pesar de haber sido reelecto no aceptó el cargo porque en el nuevo mandato no contaría con las facultades extraordinarias que le habían sido concedidas en el período concluído.
El 18/12/1832, Rosas entregó el gobierno al líder de un grupo federal no rosista, Juan Ramón Balcarce.
Rosas no perdió influencia: se marchó a ejecutar su Campaña del Desierto, ganando territorios a las tribus aborígenes, que luego destinaba a la ganadería. Fue la forma más eficiente que encontró de cortar las amenazas de los malones, y le concedió un gran apoyo popular. En tanto, él sabía que su gente seguía trabajando en la ciudad porteña y sus suburbios.
Hacia 1833 el Partido Federal se dividió entre los seguidores de Rosas, llamados "los apostólicos" (por Partido Restaurador Apostólico, su fuerza política), y los "cismáticos" o "doctrinarios", quienes estaban conformes con Balcarce.
Encarnación Ezcurra, esposa de Rosas, fue la principal promotora del movimiento que buscaba reponer en el cargo al ex gobernador.
Mientras Rosas permanecía alejado, en agosto de 1832, presionados por la prensa, renunciaron a sus cargos de ministros Manuel Vicente Maza y Tomás García de Zúñiga, rosistas en el gobierno de Balcarce, quien nombró un nuevo ministerio, dominado por el general Enrique Martínez, de origen unitario.
Entre sus objetivos estaba el dictar una Constitución para la provincia.
Se decía que el ministro Martínez lo dominaba por completo. Y la prensa lo acusaba de indeciso.
En abril de 1833 se celebraron elecciones de diputados provinciales; contra lo que pretendían los partidarios de Rosas, no se logró una lista de consenso. Se presentaron 2 listas, ambas encabezadas por Rosas pero con los demás candidatos distintos.
La lista oficialista tenía una banda negra en la parte superior, por lo que los opositores los apodaron "lomos negros".
Los dirigentes rosistas se llamaron a sí mismos "federales apostólicos" o "federales netos", y bautizaron a sus adversarios "federales cismáticos".
En el rosismo militaban Tomás Manuel y Nicolás de Anchorena, y Felipe Arana.
En el campo, los comandantes locales eran el arma más poderosa del partido de Rosas; uno de los más destacados era el coronel Vicente González, apodado 'El Carancho del Monte', comandante de los Colorados del Monte, de San Miguel del Monte.
Detrás de la escena, dominándolo todo, seguía Encarnación Ezcurra. Ella impulsó la creación de la Sociedad Popular Restauradora, futura La Mazorca, integrada por pequeños comerciantes y oficiales del ejército.
Pero el comicio lo ganó lista de los 'lomos negros', los de Balcarce.
Durante la 2da. mitad del año arreció el enfrentamiento en numerosos pasquines que se publicaban en hojas sueltas. Y se escribían muchas mentiras. Tiempos de 'fake news'.
El fiscal Pedro José Agrelo decidió llevar a juicio a Nicolás Mariño, director del periódico rosista "El Restaurador de las Leyes".
Pero los apostólicos empapelaron la ciudad con carteles que anunciaban un juicio al Restaurador de las Leyes, el título extraoficial de Rosas.
La gente de los suburbios, donde Encarnación trabajaba con denuedo sumando gente, pensó que el juicio era a Rosas.
El 11/10/1833 por la mañana debía comenzar el juicio. Sin embargo frente al Tribunal donde debía realizarse se reunieron más de 2.000 personas seguidoras del ex gobernador, un enorme alboroto, impidiendo el comienzo del juicio, y cuando se quiso obligarlo a desalojar los tribunales, un oficial de policía invitó a los presentes a reunirse en el arrabal de Barracas.
A las pocas horas, se unieron algunos centenares de soldados amotinados.
Los estancieros de la provincia se sumaron al motín.
El general Agustín de Pinedo fue enviado a presionar a los sublevados, pero se puso al frente del movimiento, secundado por el general Juan Izquierdo.
Las tropas de campaña sitiaron la ciudad, que quedó desabastecida de alimentos.
El gobierno esperaba una carta de Rosas de respeto a la autoridad. Pero Rosas hizo llegar al ministro Martínez un mensaje en que apoyaba a los rebeldes.
El 28/10/1833, en las márgenes del arroyo Maldonado, Félix Olazábal, comandante en Jefe de las fuerzas de la caballería de Buenos Aires, derrotó a los opositores a Rosas, al mando del coronel Martín Hidalgo.
Tras un último intercambio de mensajes entre Balcarce y Pinedo, Balcarce renunció el 04/11/1833.
La Junta de Representantes le propuso el cargo a Rosas, pero éste lo rechazó porque no contemplaba las "facultades extraordinarias", las que, desde según su punto de vista, eran vitales para poner en orden a la provincia.
Por eso fue designado el general Juan José Viamonte como gobernador interino; ya que no había apoyado a ninguna de las facciones en pugna. Pero él estaba en manos de Rosas.
Por ese motivo la Sociedad Popular Restauradora organizó su fuerza de choque, formada por 2 cuerpos de policías volantes, comandadas por Ciriaco Cuitiño y Andrés Parra.
La Mazorca atacó las viviendas de los partidarios de Balcarce, y hasta la del embajador francés. Antes de fin de año, los 'lomos negros' más destacados había emigrado a Montevideo.
Rosas fue imponiendo su ley. En tanto, creó alianzas con los líderes de las demás provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación.
El 07/03/1835 la Legislatura, confirió el gobierno a Rosas por 5 años con la suma del poder publico, sin más restricciones que conservar y proteger la religión católica, y sostener y defender "la causa nacional de la Federación".
El nombramiento fue confirmado por un plebiscito que dio 9.720 votos a favor y 8 en contra. Se le depositó la suma del poder público de la provincia.
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